El verdadero progreso en inclusión laboral no se mide solo por políticas bienintencionadas, sino por la capacidad de escuchar a quienes históricamente han sido excluidos. En México, el 90% de las personas autistas enfrentan barreras para integrarse al mercado laboral, no por falta de talento, sino porque no son muchas las empresas con iniciativas de inclusión laboral diseñadas para aprovechar el talento único de los autistas.
Desde la Maestría en Creación y Desarrollo de Empresas Sociales y Solidarias (MaCDESS) de la Universidad Iberoamericana, surge DETALA (Desarrollo de Talento Autista), un proyecto que encarna los principios pedagógicos ignacianos: formar profesionales comprometidos con la justicia social y crear soluciones para potenciar a los grupos vulnerables. Este enfoque no solo responde al pilar educativo de la Ibero —orientado a transformar realidades— sino que también desafía los modelos tradicionales de inclusión laboral.
La Declaración de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU es clara: quienes viven una realidad vital complicada deben participar en las decisiones que les afectan. Sin embargo, en la mayoría de los comités de inclusión dentro de empresas y organizaciones, las voces autistas brillan por su ausencia. ¿Cómo pueden esas entidades crear espacios genuinamente inclusivos si desconocen la perspectiva de vida de quienes buscan incluir?
Aquí yace una oportunidad transformadora, alineada con la visión de la maestría de «reflexionar para actuar». Las empresas que deseen liderar en inclusión laboral neurodivergente tienen ante sí un camino innovador: integrar a profesionales autistas no solo como beneficiarios de sus programas, sino como cocreadores estratégicos de los procesos de empleabilidad. Su conocimiento experiencial —desde estrategias para navegar entornos laborales hasta el impacto del «enmascaramiento» o adaptación forzada— es invaluable para:
- Diseñar políticas sin sesgos: Las soluciones neurotípicas suelen pasar por alto barreras invisibles.
- Impulsar la innovación: La neurodiversidad enriquece la resolución de problemas y la creatividad.
- Alcanzar un compromiso ético auténtico: Más allá del cumplimiento, se trata de justicia social y derechos humanos.
Algunas organizaciones ya han dado pasos admirables con campañas de sensibilización. Pero el siguiente nivel —y el que propone DETALA desde el marco de la economía social y solidaria— es transitar de la representación simbólica a la participación autista activa. Implica invitar a personas neurodivergentes a la mesa donde se discuten políticas, no como invitados ocasionales, sino como colaboradores con voz y voto.
Las empresas que adopten este enfoque no solo cumplirán con estándares globales, sino que descubrirán un potencial inexplorado. La neurodiversidad, cuando se escucha y se integra en la toma de decisiones, transforma culturas organizacionales y crea entornos donde todas las personas —neurotípicas y neurodivergentes— pueden innovar y crecer profesionalmente.
La verdadera inclusión, no es un destino, sino un camino de aprendizaje continuo. Un llamado a ir más allá, a construir soluciones que no solo integren, sino que valoren la diversidad como motor de innovación y productividad. En este viaje, DETALA —desde la Ibero— invita a las organizaciones a unirse a un modelo donde la equidad laboral neurodivergente no sea una meta, sino una práctica cotidiana, cocreada por quienes mejor conocen sus necesidades, expectativas y desafíos.
La pregunta que define el futuro del trabajo inclusivo es clara: ¿Estamos dispuestos a rediseñar nuestros espacio y ambiente laboral no solo para incluir, sino para aprender de quienes piensan y perciben la realidad de forma distinta? La respuesta marcará la diferencia entre una inclusión superficial y una auténtica transformación social donde las neurodivergencias convivan armónicamente.»
Texto e imagen: Gerardo Alducín Quintero, estudiante de la MaCDESS y emprendedor Neurodivergente.